años enseñando
Mi salón actual

Comencé a enseñar inesperadamente el 27 de enero de 2016. La previa maestra de inglés de la escuela que me contrató renunció de la nada. Era apenas el principio de un nuevo semestre, y los estudiantes solo habían tocado dos capítulos del libro en lo que llevaba de año. Sin ningún tipo de experiencia profesional en el campo de la docencia, y sin mínima idea de lo que haría, me lancé. 

No se imaginan lo difícil que fue mi comienzo, y no precisamente enseñar, sino lidiar con diferentes tipos de actitudes. Ese primer semestre mío fue horrible; no obstante, me enamoré de la profesión y recientemente cumplí siete años enseñando.

En estos siete años transformando mentes, tanto en K-12 como a nivel universitario, he recibido un sinnúmero de lecciones maravillosas. Hoy compartiré contigo 7 lecciones que he aprendido mientras enseño.

  1. El corazón primero, luego la mente

“Para inspirar una mente, primero debo tocar un corazón”, dice un famoso compromiso del educador en inglés (Educator’s Pledge). Antes de enfocarme en que los estudiantes aprendan el material, me dedico a crear un vínculo con ellos. La base de aprendizaje está en la relación que se establece con los estudiantes.

Recuerdo que, en cuarto grado, tuve una maestra que siempre llevaré en mi corazón, la señora Pol. Ella siempre nos hacía sentir inteligentes y amados, por lo que fue sumamente fácil aprender con ella. La señora Pol es mi modelo para seguir, aunque ya no esté con nosotros físicamente.

2. Escúchalos 

Cuando era adolescente, tuve muchas situaciones muy difíciles. Estaba lidiando con problemas familiares, problemas de amor y desamor (mi crush no me quería), aparte de todo lo que pasa entre los mismos estudiantes, como las críticas y el acoso (bullying). 

Lo peor de todo es que los adultos siempre me hacían sentir que mis problemas no tenían valor o el mismo peso que los de ellos. Es por eso por lo que a mis estudiantes siempre les dejo saber que yo estuve ahí, y sé lo que se siente no ser escuchada. 

3. Demuéstrales que eres un ser humano

En estos 7 años he aprendido que he tenido mejores resultados con los estudiantes cuando saben que tengo sentimientos. Por alguna extraña razón (imagino que para darse a respetar), muchas personas tienen la costumbre de aparentar ser los más firmes, impenetrables y perfectos posible. Sí, soy adulta, pero lloro cuando algún estudiante me hace sentir mal. Soy adulta, pero me frustro frente a ellos cuando la administración no apoya a la facultad. Soy adulta, pero cometo errores todo el tiempo, y ¡no tiene nada de malo!

En una ocasión, una colega me gritó frente a los estudiantes. En mi cara se notó que su acción me hizo sentir mal. Una estudiante me escribió una carta en la cual cierra: “Nunca dudes de tu espíritu, de tu alma, y nunca cambies. Sé tú siempre”. Hoy por hoy he seguido su consejo. Aún guardo su nota.

4. No tienes que ganarte el amor de todos los estudiantes

Como dicen en mi Isla, “no eres un billete de cien”. Hay que aceptar que no serás el favorito o la favorita de todos. Hay estudiantes que chocan con tu personalidad o simplemente tienen sus razones para que no les caigas bien. No lo tomes personal. Es parte de la vida. Es difícil, pero eso no me desmotiva, sino que continúo enfocándome en que aprenda y salga bien en las pruebas.

5. Sé flexible 

En mi carrera, a veces he sido más estricta conmigo y con mis planes que con cualquiera de mis estudiantes. Hay veces en que ni ellos ni yo tenemos ganas de trabajar. 

Hace dos meses, me sentía muy mal físicamente. No tenía energías para hablarles sobre el pretérito de los verbos ser e ir, aunque es el mismo. Sabía que el tiempo de instrucción sería menos de 20 minutos, y la actividad tomaría quizás 10. Decidí poner el juego de la FIFA, pero en español. Les di una experiencia cultural, porque los locutores hispanos interactúan de una manera muy diferente a los anfitriones estadounidenses. Se disfrutaron el juego y me preguntaban el significado de algunas palabras. Al final, se les olvidó que estaban viendo el mundial en español.

En algún momento aprenderán el material, sea hoy, mañana, el mes próximo o el año que viene. Ser flexible es parte de nuestra humanidad. Soy estricta con mi calendario, pero a veces hay que ajustar y reajustar cada vez que sea necesario.

6. Escoge tus batallas 

Se leerá cruel, pero muchos saben que es la verdad: hay estudiantes con tan baja autoestima que lo único que saben hacer es incordiar. Esos son nuestros mayores dolores de cabeza y en quienes nos debemos enfocar, no en el que no está sentado derecho ni en el que miró el celular por 30 segundos. 

Si estoy pendiente a todo lo que hacen y los regaño por no tener el libro abierto, voy a perder mi preciado tiempo de instrucción. No todo es parte de la gestión del aula (classroom management), como muchos libros te hacen creer. Los estudiantes también son seres humanos y hacen cosas que nosotros también hacemos en horas laborales.

7. Está bien improvisar 

Un mantra que adopté para poder sobrevivir durante mi primer año fue: ellos no saben que tú no sabes. Debo aclarar que no me refiero al material, ya que es muy importante conocer muy bien el tema que se enseña. Más bien, me refiero a que siempre tenemos momentos impredecibles durante el año escolar. 

Ha habido momentos en los que he preparado bien el tema, con una presentación estéticamente agradable y sus actividades organizadas por nivel de dificultad. Sin embargo, por más bonito que esté todo, a veces nada funciona. 

Hace poco, presenté el vocabulario de un nuevo capítulo y ¡fue horrible! Hasta el alumno que más participa se quedó dormido. En medio de la instrucción, de una manera sutil, detuve la presentación, saqué a mi mejor amigo a pasear, Kahoot (anuncio no pagado) y descarté las actividades. Los estudiantes no sabían que no era parte de mi plan.

Quizás muchos docentes no estén de acuerdo con estas lecciones que he aprendido en mis 7 años enseñando, pero eso también está bien. Cada maestro o profesor debe formar su propio método de enseñanza que se ajuste a su personalidad. Estas siete lecciones que comparto contigo son algunas de las muchas que he adoptado y he continuado utilizando porque me han funcionado. 

¿Cuál ha sido la mejor lección que has aprendido en tu campo?

Si necesitas una ayudita con lecciones sobre la gramática y la ortografía del español, lee mis escritos:

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